Historia de la Transición

A partir de la llegada de Julio Anguita a la jefatura del PCE, éste inició un cambio de su estrategia política en la que se incluía una revisión de la historia de la Transición, que a muchos de los que vivimos intensamente aquellos años nos parece distorsionada; pero que es la que ha terminado cuajando en buena parte de los españoles nacidos a partir de los años 70.

Como pienso que el interés de la mayoría de estas personas es buscar el mejor conocimiento posible de nuestra historia, abajo copio muchos de los párrafos de un articulo de Tomás de la Quadra-Salcedo, catedrático emérito de Derecho Administrativo de la Universidad Carlos III, con una perspectiva distinta de los mismos hechos.

“… En 1976, el Gobierno de Adolfo Suárez, apenas 20 días después de su nombramiento, aprobó una primera amnistía (ampliada después en marzo de 1977) excluyendo delitos que hubiesen lesionado la vida o integridad de las personas. Los delitos violentos y más específicamente el terrorismo fueron así el límite de aquella primera amnistía, que no mencionaba tampoco los delitos de la dictadura o de la rebelión contra la República. El terrorismo de los grupos independentistas vascos (ETA) y, menos frecuentes, del independentismo catalán (Terra Lliure y EPOCA) se erigió así en obstáculo para una amnistía total.

Sin embargo, la reconciliación nacional, de la que la amnistía era un mero instrumento, era una exigencia de la oposición a la dictadura muy anterior a la aparición del terrorismo. Ya el mismo Azaña en su discurso de Barcelona en julio de 1938 (“paz, piedad, perdón”) o en el diálogo de sus personajes en la Velada en Benicarló —sobre los errores y barbaries cometidas en todos lados— anticipa con esas palabras finales la salida reconciliadora, por más que cada cual quiera jerarquizar, con todo derecho, la gravedad de las distintas barbaries. Algunas fuerzas democráticas, poco antes de terminar la II Guerra Mundial asumieron la “reconciliación” —pensando en un final de la dictadura por su alineamiento con el Eje—, pero la reconciliación nacional (de todos con todos) dejó de ser ya una aspiración o un deseo, para transformarse definitivamente en una política común de la oposición a la dictadura, desde que el partido comunista la propugnase pública e inequívocamente en 1956.

La transición a la democracia conllevaba para la oposición (Comisión de los nueve) el reconocimiento de identidades territoriales (en línea con el pacto de San Sebastián de 1930 y la Segunda República), aunque de forma generalizada y con diferencias (nacionalidades y regiones) que exigían incorporar las aspiraciones regionales a la democracia.

El reto ético para las fuerzas democráticas de la oposición, pero también para quienes sinceramente querían arribar a la democracia desde orígenes distintos, consistía en poner las bases de un futuro en democracia que reconociera la diversidad territorial, lo que exigía una amnistía completa y total; incluso para quienes se considerase que, erróneamente como mínimo, habían recurrido a la violencia alegando como justificación que la dictadura violaba todos los derechos humanos y no ofrecía salida alguna. Las palabras de Xabier Arzalluz lo reflejaban al defender una amnistía “de todos y para todos” y sin “aducir hechos de sangre, porque hechos de sangre ha habido por ambas partes, también por el poder”.

La amnistía de octubre de 1977, ya tras las primeras elecciones democráticas, no se hizo por olvido, sino para el olvido, pero con el recuerdo muy presente de lo que se quería olvidar en cuanto pudiera ser condicionante de un futuro justiciero para ajustar cuentas pretéritas. Nunca para dejar de tener presente el pasado como historia y como lección para evitar errores. Amnistía, pues, desde la convicción del pueblo español mismo —al expresarse de forma casi unánime a través de sus representantes en 1977— de que empezar por exigir responsabilidades por todos los delitos y atrocidades sin olvidar ninguno era el mayor error e irresponsabilidad que se podía cometer si se quería abrir una página nueva y no ajustar cuentas con el pasado. No es extraño que la defensa más radical de la amnistía se hiciera desde fuerzas nacionalistas conscientes de la imposibilidad de construir un futuro en paz con diversidad de nacionalidades y regiones, sin una amnistía total que comprendiera los delitos de la guerra, la dictadura y, también, del independentismo terrorista.

No fue amnesia, desmemoria o preferencia por dejar impunes determinados delitos, sino plena conciencia de lo ocurrido, dando una oportunidad de empezar un tiempo nuevo. Ello confirió al régimen de 1978 la mayor altura moral posible para deslegitimar éticamente cualquier violencia futura. Tal altura es el fundamento mismo de nuestra Constitución a la que precedió, expresivamente, la amnistía que honra a todos los que la aprobaron en su diversidad ideológica.

Quienes piden ahora —desde la barrera de los 40 años transcurridos y desde la seguridad que procura una democracia asentada— derogar la Ley de Amnistía deberían hacerlo desde la verdad: sin ocultar o falsear las razones que llevaron a otorgarla. Deberían explicar si ellos, situados hoy hipotéticamente en 1977, prescindirían de ese supremo objetivo de reconciliación excluyendo de aquella amnistía sólo los delitos cometidos por los rebeldes en la guerra y vencedores en la dictadura, manteniendo la amnistía en todo lo demás.

La invocación de la memoria, para referirse a los nombres de las calles, monumentos o inscripciones nada tiene que ver con la amnistía. Habrá cosas que hacer en las que se pueda avanzar y mejorar. La búsqueda de los cuerpos de los asesinados, el traslado de los restos de Franco, la devolución del Pazo de Meirás, son pasos necesarios y convenientes hechos en tiempo oportuno. Otros habrá, pero eso no tiene que ver con la amnistía. El culto a la memoria no siempre sirve a la justicia, como dice Todorov en Los abusos de la memoria, y menos cuando se esgrime desde memorias parciales que ocultan las memorias de todos para tergiversar las razones de la amnistía. En todo caso, la verdad hace mucho que la conocemos perfectamente, al menos cuando historiadores, desde Hugh Thomas a otros, comenzaron sin desmayo a aportar datos no a la memoria, sino a la historia.

Los argumentos en derecho que a veces se invocan contra la amnistía de 1977 por referencia a normas internacionales no son consistentes ni pertinentes jurídicamente como se desprende del reciente auto del Tribunal Constitucional (Auto 80/2021). Prescinden, además, de las razones de la amnistía y de las circunstancias en que se acordó, olvidando principios esenciales del derecho como la seguridad jurídica o la equidad.

Ese empleo rigorista y parcial del derecho conduce a una idea de justicia deformada por el síndrome de Shylock —arquetipo humano shakespeariano común a todas las culturas, etnias y épocas— de reclamante inflexible de su derecho a cobrar una “libra de carne cerca del corazón” al que sólo renuncia cuando advierte —temiendo sus consecuencias— que su implacable derecho, no comprenderá, “estrictamente”, ni una gota de sangre.

Pero, sin hablar de sangre, derogar innecesariamente la amnistía de 1977 gustándose como impostados y supuestos debeladores de impunidad puede abocar, aunque no se sea consciente, a abrir trincheras que un día podrían llenarse de rencor y odio, preludio de males peores.

Tomás de la Quadra-Salcedo Fernández del Castillo


Fuente:

https://elpais.com/opinion/2022-01-15/constitucion-y-amnistia-a-fuer-de-memoria-y-no-contra-memoria.html

El Molinero y el Rey de Prusia

Hace más de 200 años vivió el rey Federico Segundo de Prusia, uno de los reyes alemanes más poderosos de su tiempo.

El rey Federico tenía un palacio cerca de la ciudad de Berlín, donde podía pasar unos días de descanso y disfrutar de la tranquilidad y la belleza de sus jardines y bosques. Sin embargo, junto al palacio había un molino de viento que pertenecía a un señor que se dedicaba a moler granos de trigo para convertirlos en fina harina. Por eso todos lo conocían como «el molinero». La harina la colocaba en costales que luego vendía a los panaderos de la región y, de esta sencilla manera, se ganaba la vida.

Cada vez que el viento soplaba, las aspas del molino giraban y hacían que se movieran las enormes ruedas de piedra que empezaban a moler los granos; todo este movimiento provocaba un gran escándalo que llegaba a muchos metros de distancia. Los habitantes del palacio eran los primeros en escuchar todo ese ruido; pero el rey era el que más se molestaba, pues decía que con ese escándalo no podía descansar.

Cansado de ser constantemente interrumpido en su descanso, el rey un día mandó llamar al molinero para exponerle su problema y le dijo: —Como usted comprenderá, no podemos seguir juntos en este lugar; uno de los dos tendrá que irse a otro lado y yo estoy dispuesto a venderle mi palacio, ¿cuánto me puede dar usted por él?

El molinero se quedó sin entender el ofrecimiento del rey, por lo que él le explicó: −Es claro que usted no tiene suficiente dinero como para comprarme este palacio, por eso es mejor que me venda su molino y se vaya a trabajar a otro lado.

—Bueno −le dijo el molinero, —yo no tengo dinero como para comprarle su palacio, pero usted tampoco puede comprarme el molino porque no está en venta.

El rey pensó que el molinero quería lograr un buen precio y por eso le ofreció más de lo que valía la propiedad.

Pero el molinero le repitió: —el molino no está en venta.

El rey volvió a insistir, ofreciéndole una suma aún mayor, y el molinero le contestó: −no voy a vender el molino por ninguna cantidad. Aquí me voy a quedar porque aquí nací y aquí quiero morir. Yo heredé este molino de mis padres y quiero dejárselo a mis hijos para que vivan al amparo de las bendiciones de nuestros antepasados.

Entonces el rey perdió la paciencia y le dijo de muy mala gana: —hombre, no seas terco. Yo no tengo por qué seguir discutiendo contigo; si no quieres hacer este trato que te conviene, llamaré a unos expertos para que digan cuánto vale en realidad ese molino viejo y eso mismo te pagaré. Después mandaré quitar esa ruidosa máquina y podré estar tranquilo.

El molinero, tranquilamente se sonrió y le contestó a Federico: —eso lo podría hacer usted si no hubiera leyes ni jueces en Berlín.

El rey se quedó mirándolo en silencio. La gente de aquel tiempo contaba que en lugar de enojarse, el rey quedó satisfecho de oír esas palabras. El molinero confiaba en las leyes y los jueces de su reino y estaba seguro de que el rey terminaría respetando la ley.

Federico no insistió más. El molino quedó en su lugar de siempre como un monumento a la justicia ciega. Tan ciega, que no distinguió a un rico de un pobre ni a un rey muy poderoso de un humilde molinero. Durante más de 150 años llegaron personas de todas partes del mundo a visitar ese lugar y a oír la historia del molinero y el rey.

El Ciclo de la Democracia

Leyendo hoy el articulo sobre el extraño fallo del tribunal constitucional de Alemania, cuyo enlace pongo abajo, se me ocurren algunas ideas mas generales.

En algunos círculos sociales como los nacionalistas, sean éstos independentistas o centralistas, da igual ya que ambos extremos se tocan en tantas cosas, se sobrevaloran los ideales de parte y los procesos electorales, a costa de infravalorar e incluso entorpecer el trabajo real, practico, estable y permanente para el que se elige y paga a las personas que nos deben representar.

El ciclo de trabajo para el que se les elige es el de Dialogo y pacto al amparo de las Reglas vigentes para lograr nuevas Reglas; cuya interpretación en su aplicación corresponde a los órganos judiciales igualmente sometidos a la Ley y al dialogo institucional.

Trabajar en ese ciclo integrado y continuo es la finalidad de los servidores democráticos.

Que sean renovados cada cuatro años es otra de sus servidumbres, pero el tiempo de trabajo para ese fin esta bien limitado y establecido en la ley electoral.

Que los representantes elegidos para ese trabajo se dediquen a entorpecerlo y que solo miren por sus intereses y la propaganda de sus ideales fuera del plazo que establece la ley electoral debería ser considerado una aberración o un fraude.

https://elpais.com/opinion/2020-06-05/inquietud-en-torno-a-la-justicia-europea.html

La infantil audacia de quienes nos deberían representar

Un amigo me reenvía un texto escrito por J.L. Cebrián, que leo con tristeza

pero del que no me resisto a subrayar y copiar frases enteras

(Abajo pongo el enlace al periodico que lo ha publicado)

“Tribunal Constitucional ausente, el Poder Judicial de vacaciones, el Legislativo convertido en escenario de trifulcas cainitas cuando no en altavoz de estupideces pronunciadas sin vergüenza por ministros, ministras, o quienes aspiran a serlo” …

“La de las cacerolas no es la España pija, sino la profunda, azuzada por el populismo de los nuevos progres que por más que ensalcen la memoria histórica parecen haberla perdido por completo. Hacen gala de una ignorancia absoluta sobre el pasado reciente de nuestro país, el significado de la reconciliación nacional después de la dictadura, consecuencia de una espantosa guerra civil. Parecen enfermos contagiados por todas las enfermedades infantiles de la izquierda que Lenin denunciara”…

“La crispación y vulgaridad de los debates en Cortes, sólo comparable a la vulgaridad y crispación con que nos castigan los tertulianos televisivos, ponen de relieve otras debilidades que afectan a la integridad moral y la calidad intelectual de las élites dirigentes. Los partidos políticos son esenciales para la construcción y continuidad de la democracia. El deterioro profundo al que se han visto sometidos, víctimas de la corrupción y el clientelismo, no es casual. Está motivado por un empacho ideológico con el que se pretende inútilmente ocultar la incompetencia de la gestión y la ausencia de un proyecto para el común de los ciudadanos»…

«Hay modos de corregir tanta intemperancia, pero no hay voluntad de aplicarlos. Muchos analistas, politólogos o simplemente gentes con sentido común llevan reclamando desde hace décadas la desaparición de las listas electorales cerradas y bloqueadas, cuyo mantenimiento refuerza abusivamente el poder de las cúpulas de los partidos, impide y ensucia el debate interno, condiciona la decisión de los votantes y corrompe el carácter democrático de las elecciones.»…

«La fragmentación de la representación parlamentaria es potenciada por la avaricia de poder de esos nuevos reyezuelos de taifas, dueños y señores de la elaboración de las listas electorales. Mientras la renovación de la clase política no dependa tanto del sufragio de los ciudadanos como de las conspiraciones palaciegas de la nueva casta la inestabilidad política estará garantizada”…

“Escribo estas líneas abochornado por el espectáculo deleznable que Gobierno y oposición, oposiciones y Gobiernos, nos regalan casi a diario, en desprecio a la incalculable pérdida en vidas humanas y al sufrimiento de una sociedad perpleja y aturdida tras meses de encierro involuntario.

https://elpais.com/opinion/2020-05-31/como-si-el-mundo-perdiera-el-resplandor.html

El Progreso

Leyendo hoy el artículo de  Javier Sampedro «Cómo calcular el progreso?» que resumo abajo, vuelvo a reflexionar sobre la historia biblica de Moisés y el Becerro de Oro, arquetipo de la dialectica entre los grandes Objetos de Fé de la Humanidad; los Dioses, el Dinero y la Felicidad, a los que ahora pienso que se debe añadir el Respeto al Universo entero, otra antigua idea de las religiones orientales.

«Cómo calcular el progreso?»

Hasta hoy, según se estableció por el Sistema de Contabilidades Nacionales,  organismo de Naciones Unidas; se mide por el crecimiento del PIB.

El PIB es una estimación del valor monetario de los bienes y servicios que genera un becerro-oro-19país. El PIB es un promedio con el mismo sesgo que arruina todos los promedios: si yo me como un pollo y tú ninguno, nos hemos comido medio pollo cada uno.

El mantra del ultracapitalismo en el que llevamos nadando desde tiempos de Reagan y Thatcher, “Lo que es bueno para las grandes corporaciones es bueno para la sociedad” está ya más acabado y sucio que el palo de un gallinero.

Lleva así 40 años agigantando la desigualdad social hasta unos extremos intolerables, guiando a las políticas públicas por senderos incontrolables y erosionando el poder democrático de los Gobiernos, que rara vez pueden competir con el lado oscuro de la fuerza multinacional.  Si eso es el progreso, mejor póngame el retroceso. Y ahí estamos muchos.

Sir Partha Dasgupta, un profesor emérito de la Universidad de Cambridge, ha publicado un análisis independiente sobre la economía de la biodiversidad donde recuerda a los gobernantes y a los Parlamentos que la vida humana es enteramente dependiente de su “capital natural” y de los servicios ecosistémicos que la nutren.

Se refiere a los de los sistemas naturales de los que dependen las poblaciones humanas, desde la agricultura hasta los bosques, de los pastos a los ríos y océanos.  Sin eso no hay aire limpio, ni polinización de los cultivos, ni mitigación del cambio climático ni bienestar de las personas ante una pandemia.

Si ese capital natural sigue dilapidándose, la calidad de vida seguirá degradándose en todo el planeta, aunque continuemos empeñados en un rapaz ascenso del PIB.

Por lo tanto, el PIB no nos sirve como una medida del progreso. Es un indicador trasnochado y miope, porque olvida los costes de la desigualdad y la destrucción del medio, que son cada vez más enormes. Este problema, que ya era grave, se ha exacerbado con la crisis pandémica y la segura recesión económica que vendrá detrás.

“Los jefes de Gobierno, los ministros de Economía y las agencias de crédito como el Banco Mundial y el FMI”, dicen los editorialistas de Nature, “están proporcionando billones de dólares en estímulos para mantener en funcionamiento la economía”.

Pero la urgencia en restaurar la normalidad o posnormalidad económica, con las mismas politicas orientadas al crecimiento del capital, PIB; no solo resulta un riesgo para la salud pública, sino también para la sostenibilidad ambiental que es su unico sustento. se debe evitar el actual sesgo por el PIB, el indicador que ya no indica nada, sino aceleración al desastre ecológico

El Sistema de Contabilidades Nacionales,  organismo de Naciones Unidas, se reúne pronto.

Apoyemos que en su próxima reunión, sea o no telemática, ejerza su capacidad de corregir la forma en que calculamos el progreso.

Ojalá lo haga, y se dejen de apoyar politicas orientadas al servicio del “Becerro de Oro” y se orienten al progreso de la humanidad y el sostenimiento del medio ambiente

https://elpais.com/opinion/2020-05-13/como-calcular-el-progreso.html?event_log=oklogin&o=cerrado&prod=REGCRART?event_log=oklogin&o=cerrado&prod=REGCRART

Historias Marineras

Tribulacion

Cuando un barco entra en una terrible tormenta, que podría echarlo a pique, puede ser suicida arrastrar a los viajeros a un debate sobre las reglas de gobierno del barco o a cuestionar la autoridad del capitán.
Pero también puede ser suicida que el capitán aproveche el sometimiento de todos debido al gran peligro para mudar autoritariamente las reglas de gobierno.
Esto propusieron algunos diputados en últimos debates, cuando pedían que se aprovechase el estado de alarma causado por la pandemia del COVID19 para cesar a Torra, o como han aprovechado algunos miembros del gobierno para dar órdenes de muy discutible cumplimiento sin oír a los afectados amparándose en la vieja coletilla autoritaria de que “el interés general está por encima del particular”.
Cuando es deber del gobernante el respeto a las reglas y cohonestar el interés general con el particular mediante el diálogo y el pacto, ya que solo los fanáticos pueden creer que sus criterios o sus ideas son la verdad absoluta e irrefutable.

El Dinero

El dinero es, como tantas creaciones humanas, un ente de ficción o producto social producido por la necesidad de las personas de ofrecerse mutuamente crédito o garantía del cumplimiento de lo pactado.
En la prehistoria del dinero esta necesidad de crédito se satisfacía mediante objetos que convencionalmente en aquellas sociedades se consideraban valiosos.

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En la sociedad actual, basada en pactos y reglas cuyo cumplimiento es garantizado por el poder político, este producto social llamado dinero se ha sofisticado hasta convertirse en una cadena de bits inscrita en algún sitio de lo que ahora se llama en la “nube”.
Ello es posible porque existen autoridades que respaldan el crédito que las personas damos a este dinero hoy ya virtual.
Todo es virtual o imaginado y basado en la fe en el cumplimiento de reglas que la autoridad respalda.
La sección de la autoridad encargada de la gestión, fabricación y cambio del valor del dinero son los Bancos Centrales. Por ello el dinero que poseemos como suma de los valores nominales de las monedas a nuestro nombre es totalmente dependiente de las decisiones de tales autoridades.
Saco estas ideas como introducción a los comentarios que acabo de leer en la prensa del gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.
“El origen de los problemas asociados al cambio climático parece claro: los agentes económicos estarían desarrollando su actividad teniendo en cuenta exclusivamente su beneficio o coste privado, pero obviando el coste social [en este caso medioambiental] que generan. Como consecuencia la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero sería superior al óptimo social”.
En su opinión, la receta de la teoría económica ante estos fallos de mercado son los impuestos que igualarían los costes marginales privados y sociales y harían que las emisiones se redujeran hasta el óptimo social.
Para el gobernador “la política fiscal debe desempeñar un papel preponderante en la gestión del cambio climático, tanto para desincentivar las actividades más perjudiciales para el medioambiente como para impulsar las inversiones que serán necesarias para desarrollar tecnologías más limpias y, también, para paliar los costes sociales de la transición”.
Con la actual organización del capitalismo, dominada por los intereses de los poderes económicos de una minoría, difícilmente se podrá dar una respuesta que asegure la protección de todos los ciudadanos.
Urge reforzar el poder real de los representantes públicos y autoridades elegidas por los ciudadanos para evitar que de nuevo los más vulnerables sean los más perjudicados.

https://elpais.com/…/limites-publicos-ante-el-clima-y-el-co…

Como símbolo de la dialéctica entre la fe en los pactos y las obras de las personas nada mejor que el cuadro de la Adoración del Becerro de Oro donde se refleja la aversión de Moisés ante el uso perverso de las leyes para colocar a los hombres en adoración de sus propias creaciones.

Volviendo al pasado

Empieza el discurso de las ilegalizaciones. PP y C´s al ritmo que les marca Vox andando en el camino de retorno al pasado.

Lo primero es convencernos de la necesidad de ilegalizar partidos que defienden ideas distintas a las propias. Asentado esto, vendrá la de ilegalizar las ideas que puedan defender las personas.

Creo que ese camino es el camino de vuelta a la dictadura.

Parafraseando a Saramago: » Los fascistas del futuro no van a ser el estereotipo de Hitler o Mussolini. No van a tener, al principio, aquel gesto de militar duro. Van a ser hombres hablando de aquello que la mayoría quiere oír: Lo que es bueno y lo que no lo es, familia, buenas costumbres, religión y ética.  Así surgirá el viejo demonio de la intolerancia, y pocos van a percibir que la historia se está repitiendo»

La Constitución Española de 1978 que mediante el dialogo, el pacto y el consenso dio nacimiento a una democracia liberal, pactista, tolerante y no militante, se pretende santificar para imposibilitar la España de las nacionalidades y mas adelante para la exclusión de todo el que no responda a las pautas éticas, por encima de la ley, que el poder quiera considerar oportunas.

https://www.lavanguardia.com/local/madrid/20191107/471445599517/asamblea-madrid-pide-ilegalizar-partidos-independentistas.html?utm_term=botones_sociales&utm_source=whatsapp&utm_medium=social

Vox Populi Vox Dei

Vox Populi

Lema fundamental del populismo

El populismo propone como máximo árbitro a lo que ellos llaman «pueblo». Un pueblo que no incluye a las minorías, que no es sino la parte del censo formada por los seguidores de sus ideales y postulados.

Su instrumento “democrático” favorito es el referéndum, la democracia directa, sin intermediarios, tan del gusto de todos los dictadores que en el mundo han sido, y tan eficaz apisonadora de las minorías.

Los tribunales formalmente constituidos según las reglas, usos y costumbres de la sociedad son infravalorados o despreciados. Ya que estos son la garantía del cumplimiento de los pactos y del  imperio de la ley que es la única garantía de los débiles frente a los poderosos

Para ellos, pactos, reglas y leyes son formalidades a sobrellevar, pero que admiten siempre que no obstaculicen el logro de sus fines, en caso contrario no dudan en violentarlas mediante el recurso a ideales que postulan como un bien superior a las formas, los pactos y las leyes.

El juego ahora consiste en, por 25 pts. cada respuesta acertada, identifique dos fuerzas politicas que cumplan estos requisitos, en cada una de las siguientes zonas: España, Europa y América. Dos para cada zona.

1, 2, 3 … Responda otravez!

Lo Imaginado y lo Real

2 HISTORIAS PARA ILUSTRAR EL LABERINTO INDEPENDENTISTA

– DON QUIJOTE TIENE UN PROBLEMA

– EL SINDROME: NUESTROS LIDERES NO CAYERON EN VANO

 

1.- DON QUIJOTE TIENE UN PROBLEMA

En su cuento «Un problema»,  Jorge Luis Borges se plantea ¿Qué ocurriría, si a partir de su creencia en sus idealismos don Quijote atacara y matara a una persona real?

Es decir: ¿qué ocurre cuando los relatos que teje nuestra mente nos causan gran daño o lo causan a los que nos rodean?

Hay tres posibilidades principales, sostiene Borges.

1.- Una opción es que no le ocurra casi nada. Don Quijote no se preocupa en absoluto por haber matado a un hombre real, ya que sus delirios son tan abrumadores que es incapaz de ver la diferencia entre este incidente y su duelo imaginario con los gigantes que son molinos de viento.

2.- Otra opción es que después de adoptar una vida real, don Quijote se sienta tan horrorizado que acabe saliendo de sus delirios.

Pero hay una tercera opción, mucho más compleja y profunda.

3.- Mientras luchaba contra gigantes imaginarios, don Quijote simplemente actuaba como en un teatro, pero una vez que ve que realmente ha matado a alguien, se aferra con todas sus fuerzas a sus fantasías, porque estas serán lo único que da sentido a su terrible crimen.

Este mecanismo psicológico humano implica que, cuantos más sacrificios hacemos para construir un relato imaginario, tanto más fuerte se vuelve ese relato para nosotros mismos, porque nuestro deseo es dar sentido a los sacrificios y sufrimientos que hayamos causado.

 

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2.- EL SINDROME DE:  «NUESTROS MUCHACHOS NO MURIERON EN VANO»

En 1915, Italia entró en la Primera Guerra Mundial al lado de las potencias de la Entente. El objetivo declarado de Italia era «liberar» Trento y Trieste, dos territorios «italianos» que el Imperio austrohúngaro conservaba como propios «injustamente».

Los políticos italianos pronunciaron discursos incendiarios en el Parlamento en los que juraban reparaciones históricas y prometían un retorno a las glorias de la antigua Roma.

Centenares de miles de reclutas italianos se dirigieron al frente gritando «¡Por Trento y Trieste!». Creían que sería un paseo. Pero en absoluto lo fue. El ejército austrohúngaro tenía una fuerte línea defensiva a lo largo del río Isonzo. Los italianos se lanzaron contra ella en 11 sangrientas batallas que les reportaron a lo sumo algunos kilómetros, y nunca consiguieron asegurar un avance.

En la primera batalla perdieron 15 000 hombres

En la segunda, a 40 000

En la tercera, a 60 000

Así continuó la cosa durante más de dos terribles años hasta el undécimo combate, cuando los austriacos contraatacaron, en la batalla de Caporreto derrotaron completamente a los italianos y los hicieron retroceder casi hasta las puertas de Venecia.

La gloriosa aventura se convirtió en un baño de sangre. Al final de la guerra, casi 700 000 soldados italianos habían muerto y más de un millón habían resultado heridos.

Después de perder la primera batalla de Isonzo, los políticos italianos tenían dos opciones. Podían admitir su error y firmar un tratado de paz ya que Austria-Hungría no tenía reclamaciones contra Italia, y habría firmado de buen grado un tratado de paz porque estaba atareada luchando por su propia supervivencia contra los rusos, mucho más fuertes que ellos.

Pero ¿cómo podían los políticos dirigirse a los padres, viudas e hijos de los miles de soldados italianos muertos y decirles: «Lo sentimos, ha habido un error. Esperamos que no se lo tomen a mal, pero su Giovanni murió en vano, al igual que su Marco»?

Alternativamente, podían decir: «¡Giovanni y Marco fueron héroes! Murieron por que Trieste fuera italiana y nos aseguraremos de que no hayan muerto en vano. ¡Seguiremos luchando hasta que la victoria sea nuestra!».

No es de sorprender que los políticos eligieran la segunda opción. Así, se empeñaron en una segunda batalla y perdieron a otros 40 000 hombres. Los políticos decidieron de nuevo que sería mejor seguir luchando, porque «nuestros muchachos no murieron en vano».

Pero no se puede culpar solo a los políticos; también las masas apoyaban la guerra.

Y cuando después de la guerra Italia no recuperó los territorios que reclamaba, la democracia italiana puso al frente a Benito Mussolini y a sus fascistas, que prometieron que obtendrían para Italia una compensación adecuada por todos los sacrificios que había hecho.

Aunque para un político es difícil decir a unos padres que su hijo no murió por una buena causa, es mucho más difícil para unos padres decírselo a sí mismos…, y más duro aún para las víctimas. Un soldado mutilado que hubiera perdido las piernas preferiría decirse: «¡Me sacrifiqué por la gloria de la eterna nación italiana!» que: «Perdí las piernas porque fui lo bastante estúpido para creer a unos políticos egocéntricos».

Para la mayoría es mucho más fácil vivir con su propia fantasía, porque la fantasía da sentido al sufrimiento.

 

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Esta pulsión humana se puede extender a casi todos los campos como las religiones y los negocios:

 

3.- LAS RELIGIONES

Los sacerdotes descubrieron este principio hace miles de años. Constituye la base de numerosas ceremonias y mandamientos religiosos. Si se quiere hacer que la gente crea en entidades imaginarias tales como dioses y naciones, hay que hacer que sacrifiquen algo valioso.

Cuanto más doloroso es el sacrificio, más se convence la gente de la existencia del receptor imaginario. Un pobre campesino que sacrifica un buey inestimable en honor a Júpiter se convencerá de que Júpiter existe; de otro modo, ¿cómo iba a excusar su estupidez? El campesino sacrificará otro buey, y otro, y otro más, solo para no tener que admitir que todos los bueyes previos no fueron un desperdicio.

Exactamente por la misma razón, si he sacrificado un hijo por la gloria de la nación italiana o mis piernas por la revolución comunista, bastará con que me convierta en un nacionalista italiano fanático o en un comunista entusiasta.

Porque si los mitos nacionales italianos o la propaganda comunista son mentira, entonces me veré obligado a admitir que la muerte de mi hijo o mi propia parálisis no han tenido sentido alguno.

Pocas personas tienen estómago para admitir algo así.

 

4.- LOS NEGOCIOS

La misma lógica funciona también en la esfera económica. En 1999, el gobierno de Escocia decidió ordenar la construcción un nuevo edificio para albergar el Parlamento. Según el plan original, las obras iban a durar dos años y a costar 40 millones de libras esterlinas. En realidad, duraron cinco años y costaron 400 millones de libras. Cada vez que los contratistas topaban con dificultades y gastos imprevistos, se dirigían al gobierno escocés y pedían más tiempo y dinero. En todas esas ocasiones, el gobierno se decía: «Bueno, ya hemos invertido 40 millones de libras en esto y quedaremos completamente desacreditados si lo interrumpimos ahora y acabamos con un armazón a medio construir. Vamos a autorizar otros 40 millones».

Seis meses después ocurría lo mismo, y para entonces la presión que suponía no acabar con un edificio a medio construir era todavía mayor; y otros seis meses más tarde se repetía de nuevo lo mismo, y así sucesivamente hasta que el coste real fue de diez veces la estimación original.

No son solo los gobiernos los que caen en esta trampa. Compañías comerciales suelen inyectar millones en empresas fallidas, mientras que individuos privados se aferran a matrimonios disfuncionales y puestos de trabajo sin futuro.

¿Pero, porqué preferir seguir padeciendo en el futuro antes que admitir que el sufrimiento pasado careció totalmente de sentido?

 

SEVILLA 13 FEBRERO 2019

(Nota:  Este texto está extraído del libro “Homo Deus” de Yuval Noah Harari)